El crimen de un niño siempre moviliza más que cualquier otro hecho. Un niño es sinónimo de alegría y futuro. En las zonas rurales, cuando muere uno, inmediatamente pasa a ser considerado como un ángel. Eso ocurrió en Río Seco. El femicidio de Luján Nieva (11 años) enlutó a todo un pueblo. Ya nunca nada será igual en esa localidad del sur de la provincia. Eso es lo que sucedió con otros tres casos registrados en menos de cinco años. Historias en el que se mezclaron los mismos problemas: adicciones, venta de drogas, marginalidad y pobreza.
Benjamín (4) se fue de este mundo sin saber lo que era que le prepararan un plato de comida en una cocina. En su casa todavía se cocinaba con leña. El 8 de agosto de 2019 su cuerpo apareció colgado de un puente. Por su muerte, fue acusado y después condenado Claudio “Cococho” Argañaraz, pariente que tenía un retraso madurativo. La Corte Suprema de Justicia anuló el fallo y pidió que vuelva a ser enjuiciado. El señalado terminó siendo absuelto por el beneficio de la duda. El crimen no sólo quedó impune, sino que no se profundizó la línea narco del caso. Para muchos su muerte fue un mensaje para alguien.
Otro espanto
El 18 de octubre de 2020, mientras en los hogares tucumanos se celebraba el Día de la Madre, los habitantes de un asentamiento de Villa Muñecas, buscaban desesperados a la pequeña Abigaíl (9). Había estado jugando con sus amiguitos en las polvorientas calles del barrio y desapareció. Fue encontrada horas después en un descampado de la zona. Los peritos comprobaron que habían abusado de ella y que la mataron golpeándole la cabeza con una piedra.
Los pesquisas acusaron del hecho a Antonio “Culón” Guaymás (25 años) que tenía severos problemas de adicción y una larga lista de antecedentes por robos. Se mantuvo prófugo durante tres días. No lo encontraron las autoridades, sino una horda de vecinos que lo mataron a golpes. Nunca identificaron a los autores y nadie quiso retirar su cuerpo de la morgue, por lo que terminó siendo enterrado en una fosa común.
“Ese caso fue aberrante por donde se lo mire. Lamentablemente no se pudo juzgar al acusado porque el irracional ataque a esta nena fue un hecho diabólico. El autor merecía que le caiga todo el peso de la ley y era lo que quería su familia. Abigail se merecía Justicia”, dijo José María Molina que fue querellante en el caso. “Los tiempos han cambiado. Los jóvenes pueden pedir ayuda porque hay más centros de rehabilitación que era donde quizás debería haber ido Guaymás. El problema es que muchas de estas personas no reconocen sus problemas, no buscan ayuda y a cambio, los ciudadanos los padecemos”, añadió el profesional.
En Lules
Rocío (4) fue separada ilegalmente de su madre por una serie de errores judiciales y por la falta de control de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia. Su madre tenía problemas de adicción y su padre estaba preso por haber abusado de sus hermanas.
Ella terminó viviendo en la casa de su madrina, ubicada en un precario asentamiento de Lules. En vez de darle amor y protección, fue asesinada a golpes y, presumiblemente, abusada sexualmente el 1 de julio de 2021. Los autores del crimen también la quemaron, la descuartizaron y desparramaron su cuerpo en diferentes lugares de la zona.
María Carolina Graneros y Edgardo Hernán Caro fueron condenados a prisión perpetua por el hecho y Mauro Véliz a 10 años por encubrimiento. La sentencia todavía no quedó firme, porque el defensor de uno de los acusados impugnó la resolución.
“Justicia hubiese sido que Rocío viviera con una familia feliz”La madre de Rocío, a tres años de haberse registrado el crimen, de a poco comenzó a cerrar la herida que le generó la muerte de su hija. El lunes le entregaron los restos de su hija. Con la ayuda del Ministerio Público, pudo finalmente darle sepultura. Pero la mujer está librando otra batalla en el fuero civil: recuperar a su pequeño hijo que estaría en el registro de adopción.
“Las adicciones, la pobreza y la marginalidad hacen más grave la vulnerabilidad de los niños. En el caso de Roció se observaron todos esos factores combinado con la inacción de la Dinaif”, comentó Humberto Castaldo, el querellante de la causa. “Personas que cometen este tipo de ilícitos no están dentro de sus cabales. Lo máximo que podemos aspirar es que se los condene a perpetua, que es lo que logramos, pero en otros países, le dan la pena de muerte”, añadió.
A fondo
“Todavía no podemos determinar bien qué pasó, pero no tenga dudas que iremos hasta el fondo para saber lo que realmente sucedió”, explicó Sergio Pérez, representante legal de la familia de Luján.
El delegado comunal de Río Seco Luis Mendoza, casi con lágrimas en los ojos, reconoció que este caso cambió la vida de sus habitantes. “Lamentablemente tenemos que decir que a partir de ahora no hay que confiar ni en la sombra de uno”, aseguró en la entrevista que le hizo “LA GACETA Central”, de LG Play.
VIDEO. Caso Luján: respuestas de un suceso aberrante de principio a finEl comisionado denunció que la vida en esa localidad cambió considerablemente desde que comenzó a incrementarse el consumo de drogas. “No podemos vivir tranquilos. Los ‘changos’ andan fumados todo el tiempo. Cuando haya otra muerte así se darán cuenta”, finalizó Julio Castillo.